A mitad de camino






Este lugar pretende ser "una bocanada de aire fresco" para todo aquel que se acerque y participe. Un lugar de encuentro, donde se carguen las pilas con energía positiva.

Donde nos ayude a ver las cosas de otra manera, y por ende, nos haga disfrutar de la vida, nuestro mayor don.
Un sitio que te permita contactar con la naturaleza.

Trabajar los pensamientos, mejorar las emociones, disfrutar de sensaciones.... para conseguir ser feliz.

Ser positivo siempre pretende pues, dar "esa mano amiga" que en alguna ocasión todos necesitamos.







miércoles, 17 de marzo de 2010

El Copihue. Flor de Chile.


Me llama la atención cómo rápidamente las personas olvidamos los desastres naturales, los azotes a las tierras, la pérdida de vidas. Hace un mes fue Haití. Recientemente un terremoto asoló Chile, la tierra de un buen amigo. Sé que lo estás pasando mal, y desde la distancia, quiero mandarte un fuerte abrazo, mi comprensión y apoyo. He buceado en Internet hasta encontrar el cuento o leyenda de tu país que más significaba en estos momentos lo que pienso, y he hallado esta joya. Espero Alex, que encuentres muchos Copihues. Jabo

Flor de Chile – El Copihue

Según la leyenda, hace muchos años, en los bosques del sur de Chile vivía una hermosa niña Mapuche llamada Rayén. Había sido prometida en matrimonio por sus padres con un niño llamado Maitú, y habían crecido y se amaban. Maitú, era el guerrero más valiente de la tribu. Un día de primavera, partió con los hombres del pueblo a luchar en una batalla a orillas del río Toltén. La joven Rayén estaba muy triste. Cada vez que Maitú se iba a la guerra, Rayén subía al árbol más alto del bosque. Desde allí podía observar el polvo que levantaban los guerreros en el combate, y cuando regresaban, salía al encuentro de Maitú. Pero aquella tarde no le vio regresar.

Rayén desconsolada llora de pena en el bosque y sus lágrimas según la leyenda se convirtieron en flores de sangre. Las flores sabedoras que debían su existencia al dolor de Rayén, se dispusieron como una alfombra, y volando se la llevaron por los cielos al encuentro de Maitú. Y es así que desde entonces en Chile existen los Copihues.

2 comentarios:

Alejandro dijo...

Que grata sorpresa encontrarme con este espacio Javier, y con esta historia en particular, gracias por tus palabras amigo.
La memoria es frágil, ya pocos se recuerdan de Haití, pronto se olvidará también de Chile, pero aquí estamos, golpeados pero convencidos de que saldremos adelante como lo hemos hecho otras veces. Tenemos amplias zonas devastadas, pero lo material se recupera con tiempo y esfuerzo, la gran pérdida son los muchos que partieron y ya no volverán.
Vendré a visitarte a menudo Jabo, bien sabemos que una inyección de energía positiva siempre viene bien y no tengo duda de que eso aquí habrá en abundancia.
La mejor de las suertes con este nuevo proyecto, un abrazo fuerte y cuenta conmigo para lo que necesites

Jabo dijo...

Un abrazo Alex, sincero y fuerte, de esos que llegan. Saldreis de esa. Nos vemos. Jabo